Hace unos días compartí un post en las redes de De Contenido donde hablaba de la importancia de hacer buenas preguntas 
Los redactores, y sobre todo los periodistas, necesitamos de la información como “materia prima” fundamental para poder sentarnos a crear esa nota que estamos planeando.

Pero para llegar a esa información, a lo realmente revelador que se convertirá en un aporte para nuestros lectores, debemos animarnos a hacer todas las preguntas necesarias. Y esto, que parece tan básico, en la práctica puede costar un poco…

¿Cuántas veces mirando o escuchando una entrevista pensamos “yo le hubiera preguntado tal o cual cosa más”? y ¿cuántas veces leyendo algún tipo de información nos quedamos con las ganas de saber más detalles sobre alguna cuestión?

Lo que nos pasa a los periodistas y redactores es que a veces “nos quedamos cortos”, nos movemos solo en la superficie de un tema y no hacemos las preguntas necesarias para llegar al fondo de la cuestión.

Y esto pasa por distintos motivos: o porque no investigamos los suficiente (y entonces no sabemos bien qué preguntar o por dónde guiar la conversación) o porque sentimos que si preguntamos demasiado nos ponemos en el rol de alguien que no sabe nada.

También puede pasar que preguntar sea incómodo y que sintamos que estamos exigiendo demasiado a nuestro entrevistado.

Sin embargo, en las preguntas/respuestas es donde se genera la magia del “valor”, del aprendizaje, es donde nos damos cuenta que el otro tenía mucho para compartir, y que solo teníamos que guiarlo con nuestras preguntas .

Se trata de dejar el ego a un lado y sentirnos cómodos en nuestro rol de entrevistadores.: una nota, un post y hasta un saludo para una fecha especial resultan mucho más ricos cuando nos tomos un buen rato para extraer información.

La fórmula del éxito a la hora de escribir es: 50% del tiempo dedicado a hacer preguntas, 50%  del tiempo dedicado a la escritura.

¡Rompamos las barreras, lleguemos hasta el fondo de cada tema!

 

 

(Por Mariana Brizi)