Hace poco vi en televisión un documental sobre la vida de Ogilvy que despertó mis ganas de escribir este post.
¿Viste cuando sentís que aumenta la pasión por lo que hacés, cuando volvés a enamorarte de la profesión que elegiste? Eso me pasó al conocer la vida de este hombre, resumida en un programa de TV. Si bien todos lo conocimos como un referente del mundo de la creatividad publicitaria, y lo asociamos con el mundo de las imágenes, en realidad Ogilvy basó la estrategia de su negocio en el respeto, la pasión y la profesionalización de la escritura.
Los “copyrighters” eran las estrellas de su equipo, profesionales de la escritura clara y concisa, que trabajaban con 50 porciento de alegría y motivación, y otro 50 de adrenalina, porque sabían que un error era el final de sus carreras en aquella “tribu” de la escritura de excelencia.
Hubo en su vida algunas anécdotas que probablemente no debamos imitar, pero que sí valen la pena reconocer como ejemplo de pasión profesional llevada al extremo:
– Las cartas de su hijo: David Ogilvy, único hijo del creativo, recuerda que cada vez que escribía una carta a su padre, él se la devolvía con correcciones hechas a mano sobre el propio texto. Curiosa forma de enseñarle a escribir, seguramente no fue la más amorosa como padre, pero sin dudas la más eficiente herramienta pedagógica que hoy David recuerda y reconoce ante las cámaras que lo entrevistan.
– Los comentarios al pie: cuando revisaba los escritos de sus empleados, solía ser tan breve como eficaz. Uno de sus copyrighters recuerda hoy las devoluciones en las que aparecían comentarios como “cháchara, eliminar” o bien, “puedes esforzarte más”.
– Textos “activos”: erradicar los adjetivos hasta el punto de odiarlos. El apasionado empresario rara vez utilizaba alguno. Concretos, claros y activos, así fueron siempre sus textos, que podían describir hasta el detalle, movilizar y convencer, sin emplear ninguna obviedad.
Hoy los que nos dedicamos con amor y profesionalismo a la escritura debemos agradecer que, además de un modelo a seguir, Ogilvy supo hacer de la escritura publicitaria una profesión respetada y reconocida, deshaciendo los mitos y preconceptos negativos que existían antes de su llegada a este mundo profesional.
Mariana Brizi – De Contenido, no te quedes sin palabras.