¡Qué difícil es encontrar las palabras para contar tu historia, ¿no?! Seguro te habrá pasado que a la hora de sentarte a escribir te atacan todas las preguntas juntas: ¿arrancamos hablando de nuestro fundador?, ¿es importante mencionar el año de creación?, ¿tenemos que contar los principales “hitos” de la empresa?

Desde nuestra experiencia, queremos decirte algo que puede sonar fuerte, pero te ayudará a generar mejores resultados: a las personas nos les interesa realmente tu historia. ¡Epa!, sí, suena duro pero la verdad es que tus potenciales clientes sólo buscan saber si realmente pueden confiar en vos para contratar tus servicios o comprar tus productos. ¿Y cómo se logra entonces esa “empatía” para transmitir confianza? Para empezar, siendo lo más auténtico y sincero posible, porque la transparencia es algo que se percibe a simple vista. Pero además, prestando atención a estas recomendaciones:

  • Evitá las cronologías: enumerar hechos uno detrás de otro es muy aburrido y poco efectivo, enfocate mejor en los detalles que demuestren de qué manera tu empresa logró marcar la diferencia. Por ejemplo, en la historia de una panadería, en vez de hablar sobre la vida del “abuelo fundador” y lo que logró año por año, es preferible mencionar la receta nunca vista que se animó a crear, o el ingrediente único que trajo al país.

  • Vamos a emocionarnos un poco: a todos nos gustan las historias de vida y todos somos un poco “noveleros”. Por eso, si en la genealogía de tu empresa hubo algún personaje especial (por ejemplo, un inmigrante, un luchador, una persona que tuvo que vencer distintas dificultades hasta crear su sueño)… ¡sumá algo de esa historia!

  • No abuses del “autobombo”: a todos nos llenan de orgullo nuestros logros y es tentador enumerar los premios y conquistas. Sin embargo, te recomendamos tener mucho cuidado y elegir únicamente aquellos que te ayuden a generar una historia emocionante, motivadora, inspiradora y cautivante.

  • Un tropezón no es caída: mencionar episodios difíciles que la empresa tuvo que atravesar y supo resolver es un plus que sumará mucha “realidad” y “credibilidad”. Después de todo, la capacidad de levantarnos luego de una caída es algo que todos valoramos porque sentimos que nos hace más fuertes.

Podríamos seguir enumerando varias recomendaciones, porque hay muchas maneras de escribir una historia de marca. Pero podemos resumir todas estas ideas con un mandamiento del buen storytelling aplicado a tu historia de empresa: evitá las generalidades y profundizá en los pequeños detalles: el día en que abrieron al público por primera vez, la noche que se cortó la luz y la fábrica tuvo que resolver un inconveniente, el empleado que nunca olvidarán, etc. Lo pequeño se transforma en algo muy importante cuando la comunicación tiene como objetivo conmover y cautivar.

Y para empezar a inspirarte, te recomendamos leer o releer alguna autobiografía famosa, algún best sellers donde seguro vas a encontrar ideas y recursos aplicables a la historia de tu empresa. ¡Manos a la obra!

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