Por: Florencia Borrilli

Para existir como tal, la comunicación necesita de, al menos, dos interlocutores. Esta afirmación parece un tanto obvia, sin embargo en el cotidiano, cuando enfrentamos ciertos desafíos laborales, este concepto parece desdibujarse.

 comunicación

Cualquier proyecto que nos toque encarar, sea una campaña de comunicación, un newsletter, una revista o un simple afiche promocional, siempre requiere la colaboración del cliente y del proveedor o especialista que se ocupe de realizarlo. Ambas partes son esenciales para concretar un proyecto.

 

Durante el proceso de trabajo la presencia del cliente (empresa u organización) es fundamental, porque es él quien cuenta con todo el conocimiento y el bagaje histórico que sentará las bases del contenido a desarrollar. Si este eslabón fundamental está ausente a la hora de producir los contenidos, se generará un quiebre importante dentro del proceso de trabajo.

 

Porque como nuestros colegas sabrán, la comunicación es una construcción de a dos (o más) que va retroalimentándose y mejorando hasta llegar a ese punto exacto en el que sentimos que estamos comunicando lo que teníamos en mente y lo que nuestro cliente necesita. Pero para llegar a eso hay un circuito en el que cada parte y cada avance, cuentan. No es lo mismo encarar un proyecto sin un conocimiento profundo del tema, que sabiendo perfectamente de qué se trata, y teniendo a disposición toda la información necesaria.

 

La palabra final siempre la tendrá el cliente, porque a fin de cuentas los que producimos contenido recibimos un fragmento de esa realidad, y muchas veces un fragmento muy pequeño. Quien recurre a nuestros servicios para que lo ayudemos con la comunicación de su organización es quien tiene todo ese bagaje que nosotros necesitamos, y es también quien dará -finalmente- el visto bueno.

 

Por eso, hay que animarse a pedir, a preguntar, a repreguntar, a chequear, a investigar, e incluso a cuestionar. Y del otro lado, tenemos que encontrar un feedback que nos permita seguir adelante.