No tengo nada que poner en las redes. Eso lo escuché mil veces (bué… hasta yo lo pensé alguna que otra vez) pero la verdad es que ese pensamiento viene cuando:

  1.  Creemos que tenemos que llevar a las redes ideas súper grandiosas y grandilocuentes, superadoras e híper originales

  2.  Cuando nos quedamos demasiado pegados mirando a la competencia y sentimos que “yo nunca voy a poder hacer algo así”

  3.  Cuando nos olvidamos de ver a nuestro entorno y nos perdemos un montón de cositas cotidianas que a nuestros seguidores les interesaría conocer de nosotros, de nuestro trabajo, de nuestro entorno, de nuestras rutinas…

Con esto qué te quiero decir: que en lo pequeño y simple está la magia de un post exitoso.

 

Para que tus contenidos sean cercanos y creíbles, nada mejor que transmitir tu esencia (o la esencia de tu marca), sin forzarte, sin copiarte de nadie. Solo confiando en eso que vos sabés y en la forma en que vos (o tu marca) tienen de hablar. Después de todo, si detrás de tu marca estás vos mismo, empezá por sentirte cómodo/a con esa creación de todas las semanas.

Empezá por grabarte a fuego estas ideas:

  1. Siendo vos mismo/a podés llegar mucho más allá que pretendiendo seguir la “estrategia ganadora” del otro.
  2. Lo que vos sabés y hacés todos los días puede interesar muchísimo a tu comunidad. No subestimes tus tareas, mucha gente valoraría que les tus pequeños consejos.
  3. Tampoco subestimes tus contextos: todo puede convertirse en un gran escenario para un par de stories. No esperes a lograr el mejor video o el mejor diseño para lanzarte a comunicar.
  4. La rutina es lo que te genera el hábito: si te acostumbras a que tus posts surjan de tu día a día, irás entrenándote hasta convertirte en tu mejor community manager.

¿Te sirvieron estas ideas?, ¿te entusiasmaron un poquito? ¡nos encantaría saberlo! Dejanos acá tus comentarios, dudas y consultas.